Posiblemente la idea de ponerse en contacto con el psicólogo le cause nerviosismo. Esa ansiedad es perfectamente normal. Pero tener el valor de vencer esa ansiedad y hacer la llamada es el primer paso en el proceso de tomar las riendas de su vida para sentirse mejor. El solo hecho de planificar la llamada y de cumplir con ese plan le puede proporcionar una sensación de alivio y encaminarle por sendas más positivas.
Los psicólogos entienden lo difícil que puede ser el contacto inicial. La primera llamada es una cosa nueva para usted, pero algo a lo que ellos están acostumbrados. Deje un mensaje con su nombre, su número de teléfono y la razón de su llamada. Basta decir que está interesado en conocer más acerca de la psicoterapia. En cuanto le devuelva la llamada, el psicólogo propiciará una conversación para tener una mejor idea de lo que usted necesita, si puede ayudarle y cuándo pueden reunirse.
A lo mejor siente la tentación de aceptar la primera fecha de consulta que le ofrezcan. Tómese unos minutos para pensar antes de responder. Si entra en conflicto con su agenda, puede preguntar si hay otros horarios disponibles que le convengan mejor.
Es aconsejable que piense en la mejor hora del día y la semana para ver al psicólogo. Entre los factores a considerar están:
Una vez coordinada la cita, pregúntele al psicólogo cómo debe prepararse. Probablemente el psicólogo le pida lo siguiente:
Es normal sentirse nervioso mientras se dirige a su primera cita de psicoterapia. Pero prepararse con anticipación y saber lo que puede esperar le calmará los nervios.
La sesión típica de psicoterapia dura entre 45 y 50 minutos. Para aprovechar su tiempo al máximo, redacte una lista de los temas que desea tratar en su primera sesión y lo que quiere resolver con la psicoterapia. Prepárese para dar información acerca de la razón que le lleva a consultar con el psicólogo. Incluso una vaga idea de lo que desea lograr puede ayudarles a usted y al psicólogo a obrar de forma eficiente y efectiva.
Si lo refirió otro profesional como un médico o abogado, las anotaciones referentes a por qué lo hicieron pueden ser de utilidad. Si el maestro le aconsejó que llevara a su hijo a sesiones de psicoterapia, podría llevar consigo las tarjetas de calificaciones o notas de dicho maestro. El psicólogo también puede llamar a esos profesionales para obtener información adicional si le da su permiso por escrito. Los expedientes clínicos de pruebas de psicoterapia o psicológicas también pueden ayudar a su nuevo psicólogo a conocer más sobre su problema.
Si está tomando medicamentos, anote cuáles son y sus dosis, para que el psicólogo pueda disponer de esa información.
Recordar todo lo que ocurre durante una sesión de psicoterapia puede ser difícil. Por tanto, llevar un cuaderno de notas puede ayudarle a conservar por escrito las preguntas o sugerencias del psicólogo y sus propias preguntas e ideas. Hacer algunas anotaciones durante la sesión le permitirá participar plenamente en el proceso.
Como la mayoría de las personas no se limita a participar en una sola sesión de psicoterapia, lleve un calendario para que pueda programar su próxima cita antes de salir de la consulta del psicólogo.
En la primera sesión, es posible que el psicólogo le pida llegar un poco antes para que llene los formularios si no lo ha hecho.
Si no sabe qué hacer cuando comience la sesión, no se preocupe. Es normal que se sienta un poco ansioso en las primeras sesiones. Los psicólogos tienen experiencia suficiente como para marcar la pauta de la consulta e iniciar el diálogo. Están capacitados para orientar cada sesión de forma efectiva, a fin de ayudarle a lograr sus objetivos. De hecho, la primera sesión podría ser como una especie de “juego” de 20 preguntas.
El psicólogo se sentará frente a usted y podría comenzar reconociendo el valor que se necesita para comenzar la psicoterapia. También puede hablar sobre temas de logística como sus honorarios, cómo hacer o cancelar una cita y sobre la confidencialidad, si no lo hizo previamente por teléfono.
Luego, el psicólogo podría hacer preguntas como “¿Qué le trajo aquí hoy?” o “¿Qué le hizo decidirse a venir hoy y no un mes o un año antes?” Esto le ayudará a identificar su problema, aunque usted no esté seguro de por qué lo tiene o de cómo manejarlo. Por ejemplo, usted podría sentirse enojado o triste sin saber por qué o cómo dejar de sentirse así. Si el problema es demasiado doloroso para tratarlo, el psicólogo no lo obligará a decir más de lo que le resulta cómodo hasta que se conozcan mejor. No hay conflicto alguno si usted le dice que no está listo aún para hablar de algún tema.
Además, el psicólogo también querrá saber acerca de sus antecedentes personales o familiares de problemas psicológicos, como depresión, ansiedad o cuestiones similares. También investigará cómo el problema afecta su vida cotidiana y le hará preguntas para conocer si usted ha notado cambios en sus hábitos de sueño, apetito u otros tipos de comportamiento. Asimismo, el psicólogo querrá saber con qué tipo de apoyo social cuenta y además le preguntará acerca de su familia, amigos y compañeros de trabajo.
Como es importante que el proceso no se apresure, podría necesitar más de una sesión. Mientras le guía en el proceso, el psicólogo le dejará marcar el ritmo en lo que respecta a la narración de su historia. En la medida que vaya ganando confianza en el psicólogo y el proceso, le resultará más fácil contar aquellas cosas que no quiso relatar al principio porque no se sentía cómodo al hacerlo.
En cuanto el psicólogo tenga la historia completa, ambos trabajarán en la creación de un plan de tratamiento. Esta colaboración en la fijación de metas es importante, porque tanto usted como el psicólogo deben dedicarse enteramente a lograr sus objetivos. El psicólogo puede anotar esos objetivos y leérselos a usted, para estar claros sobre el curso futuro de trabajo. Incluso algunos psicólogos redactan un contrato de tratamiento donde se establece el propósito del tratamiento, la duración y propósitos esperados y la determinación de las responsabilidades respectivas del cliente y del psicólogo.
Al final de su primera sesión, es posible que el psicólogo también tenga sugerencias de acción inmediata. Por ejemplo, si se siente deprimido, el psicólogo podría indicarle que consulte con un médico para determinar la existencia de algún problema del organismo, como trastorno de la tiroides. Si padece de dolores crónicos, podría necesitar fisioterapia, medicamentos y ayuda para controlar el insomnio, además de la psicoterapia.
Al término de unas cuantas sesiones, usted tendrá una nueva perspectiva de su problema, un plan de acción y una nueva sensación de esperanza.